El precio de la verdad

Se coge antes a un mentiroso que a un cojo, o por lo menos eso dicen. Stephen Glass era un joven escritor con muchas posibilidades de futuro, con mucha, demasiada imaginación diría yo.Con tan sólo veintiseis años ya había pasado por una cantidad tan elevada de periódicos y revistas tan importantes, que parece dificil de creerlo.De visita a la universidad en la que el había estudiado le contaba a los futuros periodistas como le fue después de la misma. Trabajaba en una de las mejores revistas de la ciudad y casualmente se topaba con las mejores historias que habían en Nueva York, unas noticias aparentemente increíbles pero según él, ciertas. Todos sus compañeros del trabajo lo admiraban por la gracia que tenía de contar las mismas, pero no me estraña porque con esa imaginación cualquiera es gracioso.Sorprendentemente, un día, un colega de otra revista comienza a investigar, y no era de extrañar que no hubiese coincidencia ninguna en tal artículo. Después de varias investigaciones y varios interrogatorios, sus compañeros y jefes quedaron decepcionados, ya que era la imagen, si no de la revista, de muchos de sus compañeros (un chico inteligente, atractivo, atento, minucioso).Lo cierto que esa inteligencia se volvió en contra suya, y se transformó en locura. No soy partidaria de las invenciones, de imaginar noticias y contarlas, aunque no se me daría nada mal, pero cuando eres periodista tienes una responsabilidad ante la sociedad, ellos confían en nosotros, y confían en que puedas enseñarles algo cierto para incrementar sus conocimientos. Pero no sólo le haces mal a la sociedad engañándola con artículos falsos, si no que también haces mal al medio en el que trabajas, a todos tus compañeros, y no sólo eso, si no a amigos que cren en ti, en como trabajas y lo único que se consigue con eso es que te echen de ese medio y que no te contraten en ningún otro, aunque, bueno, Ana Rosa Quintana se plagió un libro entero y tiene un programa para ella sola.Lo mejor que se puede hacer ante estos casos es,si no tienes noticia, no te la invetes, búscala que resultará más divertido y te tomarás menos molestias, sobre todo si te toca inventarte páginas web e historias de esas.